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Mis inicios ...

“Mi padre era talabartero en el campo. Pero yo no lo aprendí de él, yo lo aprendí por circunstancias mismas, yo empecé el año sesenta y tres, solamente por una razón.  Fui a donde un maestro que me hiciera una correa de reloj y de ahí, nació todo para mí, tenía más o menos veinte años, acá en Ovalle.”

Secretario de talabartero.

“Yo empecé a hacer esto el año sesenta y tres como secretario, estuve dos años trabajando como secretario hasta al año sesenta y cinco, ahí me instale solo y de ahí seguí… he aprendido mucho con el hecho de instalarme solo, que nadie te vigile, uno decide hacer cosas, y si le quedan malas, las vuelve hacer, y no tiene a nadie que le este reprendiendo, uno se da cuenta solo lo que le queda malo, cuando tiene que hacer otro trabajo, lo rectifica… a mi siempre me importo aprender más y me falta mucho por aprender todavía, porque este trabajo en cuero es muy largo… aprendí hacer monturas, aprendí hacer botas, aprendí hacer botines, también me propuse curtir cuero artesanalmente, curtir cuero alumbre para la misma labor de la actividad que hacíamos, o sea que hago.”

De aprendiz a Oficial

“Empecé con un maestro que prácticamente era un ganador de plata no más, no se interesaba por la calidad de lo que se hacía, sino que le interesaba hacer las cosas no mas. Ese señor me dio la oportunidad de aprender, pero jamás me rectificó que una cosa estaba mal, entonces eso significaba que no le interesaba como quedaran las cosas, y, con esa persona yo trabaje dos años. Después de esos dos años me instalé solo. Después de un año yo tuve un ayudante. Y después ya llegué más o menos tener… más o menos seis personas trabajando conmigo, porque nos dedicábamos a hacer correas de reloj, correas de cintura, todo cocido a mano.”

            “Para el armado, me fijaba en lo que había hecho y de ahí, yo trataba de hacer los modelos, entonces… de primera no quedaban buena, pero después me quedaban bien, pero todo me fue resultando porque jamás me fallaron, y, la que me fallaba, la hacía de nuevo nomas, porque nadie me rectificaba, esa parte sí, porque yo mismo noma me rectificaba y gracias a los clientes que me insistieron mucho que les hiciera estos trabajos, porque no era mi propósito de seguir haciendo eso.”

El taller como negocio

 

   
         
EL taller como negocio / Primeras ventas / Clientes